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Podcast ByOS


—🌀 ¡Bienvenidos a el Podcast - ByOS!


—Hoy abrimos un ciclo dedicado a Jacques Lacan. Y lo haremos tomando como brújula un concepto clave: la letra.


 “¿Qué es la letra?” —


 —Entre L’étourdit (1972), el Seminario 21 Les non-dupes errent (1973-74) y la conferencia La Troisième (1974), Lacan desplaza la letra del reino del significado al trazo material que corta, bordea y anuda.


—No es un símbolo repleto de sentido; es eso que siempre llega a destino más allá de la intención del hablante, el soporte donde se inscribe el decir.

 

—Funciona como:

“Soporte material” quiere decir que, para Lacan, la letra cuenta por su trazado y sus desplazamientos físicos -no por lo que “quiere decir”-, y que la práctica analítica debe ceñirse a ese plano de inscripción.



. «La carta llega siempre a destino»


En L’étourdit Lacan recuerda su lectura de “La carta robada” y afirma:

«…le prix de cette lettre que je dis parvenir toujours où elle doit»
“…el valor de esa carta que, digo yo, siempre llega a donde debe.”

La fórmula subraya tres puntos:


Trayecto antes que mensaje. La eficacia de la carta no depende del contenido -nadie la lee- sino de que circule y se coloque en la ranura exacta de la estructura simbólica.


Posición diferencial. Cada vez que pasa de mano, reconfigura las relaciones entre los personajes; su sentido varía, pero el efecto estructurante del papelito permanece.


Automatismo significante. La “destinación” está dictada por el orden del Otro: la carta «sabe» dónde quedar, más allá de la voluntad de los sujetos.



Lacan precisa que el analista no interpreta «contenidos» ni busca un “mensaje secreto”; se coloca donde el significante cae y deja un vacío de sentido:

«…l’analyste … représente la chute d’un discours après avoir permis au sens de s’enserrer autour de cette chute…»
“…el analista … representa la caída de un discurso, después de haber permitido que el sentido se ciña en torno a esa caída…”

Esa “caída” es la aparición del objeto a: un resto material (un sonido, un lapsus, una grafía) que no se traduce, pero organiza el goce. El analista escucha ese resto como letra, no como “palabra cargada de intención”.


 Letras ≠ palabras

En Les non-dupes errent Lacan advierte:

«Ne confondez pas les mots avec les lettres; ce n’est que des lettres que se fonde le nécessaire, comme l’impossible…»
«No confundan las palabras con las letras; sólo a partir de las letras se funda lo necesario, lo mismo que lo imposible…»

La palabra oscila de sentido según el contexto y la intención.


  • La letra es rígida: se escribe o no se escribe; de ahí puede deducirse lo necesario (lo que “no cesa de escribirse”) y lo imposible (lo que “no cesa de no escribirse”).


Cuando el analista apunta a la letra -un tropiezo fonético, un equívoco gráfico- trabaja en el nivel donde se decide la lógica del síntoma, sin alimentar el sentido imaginario que el paciente - analizante ya produce de sobra.



Concretamente en la sesión - Esto es una sugerencia, NO es un mapas de intervencion:


Señalar la inscripción: repetir la palabra del paciente con un corte, subrayar una homofonía, escribir en el pizarrón un significante suelto.


No completar el sentido: dejar “en suspenso” la pregunta del analizante para que resuene como trazo, no darle un significado edificante.


Apostar al trayecto: permitir que ese significante circule en la cadena discursiva del sujeto y revele nuevos enlaces, en vez de “explicarlo”.


Soporte material = concebir el significante como objeto-letra cuyo recorrido, posiciones y cortes producen efectos reales. El analista opera sobre esos cortes (inscripción) y deja que el sentido se derrumbe; ahí, el síntoma puede reescribirse de otro modo.



 —En una frase: el trazo donde se fija el goce y se bordea lo imposible; su inscripción —más que su mensaje— hace existir lo real en el discurso analítico.


Por qué empezar aquí antes de los grafos ? 


 —Porque los grafos del deseo que vamos a recorrer son, justamente, escrituras: mapas topológicos que traducen esa materialidad de la letra al movimiento del deseo.

 

 —Si entendemos que la letra es corte y lazo, los grafos dejan de ser jeroglíficos: se vuelven planos de funcionamiento de la subjetividad.



 —Nos lanzaremos a los cuatro grafos. Será como subir una escalera:

  1. La célula elemental → nacimiento del sujeto barrado.

  2. El Otro y la formación del yo → Ideal del Yo e imagen especular.

  3. Deseo y objeto a → estructura de la fantasía.

  4. Falta, castración y pulsión → S(Ⱥ) y circuito pulsional.


—Recuerden: no son etapas sucesivas que se superan; coexisten. Vamos a detenernos en cada cruce, con ejemplos clínicos, culturales y un toque de humor.



 Arranque de diálogo 

—Entonces, imagina un pequeño triángulo Δ en la esquina de tu esquema mental…

 —Ese delta es la chispa del ser antes del lenguaje, y de allí parte la línea que se cruza con la cadena significante S–S̅… 

 —…y justo en ese cruce nace el sujeto barrado, dividido por el significante.

 —Pero no corramos. Respira. Ajusta tus audífonos. Porque aquí comienza nuestro viaje guiado por los grafos del deseo.



—Grafo 1: La célula elemental.

 —Vamos paso a paso…



“La letra” en el Lacan

(L’étourdit 1972 → Les non-dupes errent 1973-74 → La Troisième 1974)



En estos tres textos, Lacan desplaza la “letra” (lettre) del terreno semántico al del trazo material. No es un “mensaje” ni un “símbolo” con sentido, sino:

Función

Caracterización en los seminarios

Consecuencia clínica-lógica

Soporte material del decir

La letra es “eso que siempre llega a donde debe” —más allá de la intención del hablante

El analista opera sobre la inscripción, no sobre el “contenido” del mensaje.

Operador lógico

Sólo a partir de letras se funda lo necesario y lo imposible; las palabras confunden, las letras “escriben” la lógica

La clínica se orienta por modalidades (necesario, imposible, contingente, posible) leídas en la escritura.

Pivote del nudo RSI

“No hay más que la escritura para hacer tres” (R-S-I)

La letra es lazo real entre registros; su torsión muestra la falla del “rapport” sexual.

Residu­o de jouissance

La lettre d’(a)mur condensa resto pulsional objeto a

La carta de amor evidencia cómo la pulsión se escribe y, al fijarse, se vacía de sentido.



L’étourdit (14-VII-1972)

  • Lacan retoma la fórmula “la carta llega siempre a destino”, subrayando que el valor de la letra es su trayecto de escritura, no su mensaje .

  • Introduce la oposición dire/dire-dito: lo que se dice queda “olvidado” detrás de lo que se oye; la letra preserva ese resto imposible de decir .

  • Así, la letra marca el punto donde el discurso analítico “toca lo real como imposible”; su estatuto es modal, no semántico.

Idea clave: escritura = corte que hace existir lo imposible.



Les non-dupes errent (Seminario 21, 1973-74)


  • Lacan pregunta “¿dónde se sitúa la escritura?” y recuerda haber titulado su texto de 1957 “La instancia de la letra” precisamente para sacar al psicoanálisis del semanticismo .

  • Distingue estrictamente palabra vs. letra: “No confundan las palabras con las letras; sólo de las letras se funda lo necesario” .

  • Muestra que el nudo borromeo sólo se sostiene como escritura: “es la escritura la que los distingue y los hace tres” (R-S-I) .

  • La lettre d’(a)mur ejemplifica cómo la letra puede reducirse a un “montón de objeto a” cuando el sentido se evapora .

  • Concluye que la letra es el umbral real por donde el decir analítico se anuda al goce y a la topología del síntoma.


La Troisième (1-XI-1974)

  • Reitera que la interpretación no busca sentido sino que juega con la equívoca materialidad de la letra; por eso enfatiza el signifiant en lalangue y habla de “la instancia de la letra” como brújula del analista .

  • Define lalangue como depósito mortuorio de goce cuya piedra básica es la letra, “petrificación” que civiliza el jouir del cuerpo .

  • La letra, entonces, es resto de goce escrito que hace de bisagra entre lo vivo del cuerpo y la lógica del discurso.




Materialidad sin sentido: la letra es trazo, no significación; permite que aquello que “no cesa de no escribirse” (lo imposible) se borde en la clínica.


Operador modal-topológico: al escribirse, la letra introduce la serie lógico-modal (posible, imposible, contingente, necesario) y anuda los tres registros mediante el nudo borromeo.


Vehículo de jouissance: como lettre d’(a)mur o como equívoco en la interpretación, la letra evidencia el resto pulsional e introduce un real que resiste la traducción al sentido.


Condición de la lectura analítica: la práctica no “descifra mensajes” sino que lee y hace resonar la letra allí donde el sentido vacila, produciendo efectos de verdad y corte.


En una frase:Para el Lacan de 1972-74, la letra es el trazo mínimo donde se fija el goce y se bordea lo imposible; su inscripción—más que su mensaje—es lo que hace existir el real en el discurso analítico.



🌀 Bienvenidos de nuevo a 

Podcast ByOS 

—Hoy nos sumergimos en algo que se ha ganado su reputación de ser increíblemente denso.

—Oh, sí. Pero también, si logras orientarte, profundamente revelador.

—Definitivamente. Nos lanzamos al trabajo de Jacques Lacan, específicamente a sus absolutamente salvajes y fascinantes grafos del deseo.

—Lacan puede sentirse como un rompecabezas envuelto en un enigma y expresado en acertijos, especialmente cuando lo lees.

—Es difícil de digerir, sí. Pero estos grafos, aunque intimidan al principio, están diseñados para ser una especie de mapa.

—Un esquema, realmente. Están hechos para visualizar y destrabar sus ideas más fundamentales.

—Ideas sobre cómo emergemos como sujetos y, sobre todo, qué motoriza nuestro deseo.

—Exacto: subjetividad y deseo.

—Y lo grandioso es que el material que compartiste, incluyendo algunas excelentes explicaciones en video, hace un trabajo fenomenal al desglosar estas ideas intrincadas.

—Las vuelve más accesibles paso a paso. No le escapan a la complejidad, pero ofrecen una entrada.

—Así que nuestra misión hoy… es caminar juntos por estos grafos.

—Piénsalo como una visita guiada. Vamos a explicar cada parte, los conceptos, con ejemplos para aterrizar lo abstracto.

—Como subir una escalera, paso a paso, por cuatro grafos interconectados.

—Y se construyen unos sobre otros, pero también coexisten. No son fases que se superan; están todos funcionando a la vez.


Grafo 1: La célula elemental

—Imaginemos que, en la parte inferior derecha, hay un pequeño triángulo. Lacan lo denota con la letra griega Δ (delta).

—¿Qué representa ese delta?


—Nuestro material sugiere que representa algo así como un impulso primordial, pre-simbólico. Quizás el inconsciente en su forma más temprana, una chispa de ser puro antes de entrar al lenguaje.

—De ese triángulo parte una línea que asciende hacia una línea horizontal cerca del tope, etiquetada como S–S con una barra encima.

—Esa es la cadena significante: el orden simbólico.

—Lo que Lacan también llama el Otro, el gran Otro.

—Lenguaje, cultura, normas sociales… todo eso que ya existe antes de nacer.

—Exacto. El mundo simbólico en el que caemos. El lenguaje nos es dado; no lo inventamos.

—Y esa cadena de significantes no crea el sentido de forma lineal, sino retroactivamente.

—Sí. El sentido no está preformado. Se constituye por lo que viene después.

—Como su ejemplo del animal: “El animal es…” ¿peligroso o dócil? Cambia todo.

—O la famosa metáfora de las puertas de baño idénticas, una dice “Damas”, otra “Caballeros”. Los significantes crean la diferencia.

—Un significante no remite a una cosa, sino a otro significante.

—El sentido se genera por la diferencia entre significantes.

—Y aquí viene el gran movimiento de Lacan: esa línea que parte de delta asciende y cruza la cadena significante.

—Ese punto de cruce: ahí se forma el sujeto.

—Lacan lo escribe como una S con barra: el sujeto barrado.

—Y crucialmente, no es el yo, ni la conciencia.

—Es la subjetividad humana en sí: ser hablante.

—Es barrado porque está dividido, alienado por el significante.

—Va contra toda idea de un yo unificado.

—El significante nos divide.

—Como el ejemplo del abogado: representa la identidad legal del cliente, no a la persona en su totalidad.

—Un significante representa al sujeto para otro significante.

—Aquí Lacan se enlaza con Freud:

—El inconsciente está estructurado como un lenguaje.

—Condensación y desplazamiento se leen como metáfora y metonimia.

—Los procesos primarios de Freud son estructuras lingüísticas.

—El inconsciente no son “pensamientos escondidos”, sino un sistema estructurado por el lenguaje.

—Y eso divide también al discurso:

—Entre el sujeto del enunciado (“yo digo”) y el sujeto de la enunciación (“soy dicho”).

—Como el ejemplo del “yo miento”: si lo dices, ¿es verdad o mentira?

—El inconsciente emerge en el acto de hablar, no en el contenido.

—Decimos cosas que nos sorprenden: “¿de dónde salió eso?”.

—La brecha entre lo dicho y lo no dicho fractura al sujeto.

—Y la dirección de esa línea es hacia atrás, desde la cadena significante hacia el sujeto barrado.

—Muestra cómo recibimos nuestro mensaje desde el Otro, pero transformado.

—Como la Nachträglichkeit freudiana: lo que fue vivido cobra sentido mucho después.

—El grafo 1, entonces, muestra cómo entrar en el lenguaje constituye retroactivamente al sujeto como dividido en relación al campo del Otro.


Grafo 2: El Otro y la formación del yo

—Este grafo parece similar al primero, pero empieza desde el sujeto barrado que se formó en el grafo 1

—Indica que se construye sobre el anterior, aunque no son secuenciales: coexisten.

—Este grafo enfoca el papel del Otro (A).

—Una gran flecha asciende desde el sujeto barrado, cruza por el Otro y llega al Ideal del Yo (Iᴀ).

—Importante: el gran Otro no es una persona. Es el lugar, el campo, el tesoro de los significantes.

—Una especie de “central telefónica del sentido”, sin contenido propio. Solo estructura.

—Fundado en oposiciones binarias como “hombre/mujer”, “padre/hijo”.

—Es indiferente a lo que se diga, se interesa solo por la forma.

—En el punto donde la línea toca al Otro (SA), se produce un efecto de puntuación:

—El Otro fija provisionalmente el sentido, como quien pone un punto final.

—El niño nace en este universo simbólico.

—Los adultos le transmiten significaciones que ellos mismos no comprenden del todo.

—Por eso, lo que se dice está habitado por el inconsciente del otro.

—Ejemplo: el pequeño Hans y el insulto “cerdoso”. No entendía, pero algo de goce pasaba ahí.

—O el “hombre de las ratas” gritando “¡Lámpara! ¡Toalla!”: una mezcla caótica de significantes.

—Aquí el material menciona un punto clínico clave:

—En la psicosis, esta conexión con el Otro simbólico se rompe.

—El sentido aparece “desnudo”, como cuando un coche rojo parece tener un significado profundo sin razón aparente.

—Los significantes pueden “flotar” y aparecer como voces, alucinaciones: es una forclusión del Nombre-del-Padre.

—Volviendo al grafo: esa flecha asciende hasta el Ideal del Yo (Iᴀ).

—Es la internalización del punto de vista del Otro: la forma en que somos vistos desde lo simbólico.

—Ejemplo: la voz de la conciencia —como Pepito Grillo— diciendo: “No cruces el semáforo en rojo”.

—Ese “rojo” es simbólico: está autorizado por el Otro, por la Ley.

—Pero hay otra flecha, una más corta.

—Un atajo que no pasa por todo el campo simbólico:

—Representa el orden imaginario, y es ahí donde se forma el yo (moi).

—Este es el famoso estadio del espejo.

—El infante ve una imagen externa (en un espejo, o en otro niño) que parece completa, coordinada.

—Pero es una falsa identificación: su cuerpo aún se percibe como fragmentado.

—Esa imagen idealizada es el yo ideal (iᴀ).

—Proyecta en ella una ilusión de unidad que no tiene.

—Por eso, nuestro deseo en el imaginario se liga a cosas que encarnan esa imagen: el coche nuevo, el cuerpo perfecto, etc.


—Es fundamental distinguir entre:

  1. El yo ideal (iᴀ): imagen especular, ideal de completud, ligada al pequeño otro.

  2. El ideal del yo (Iᴀ): función simbólica, punto de vista desde el cual somos juzgados.


—Están conectados. El ideal del yo da valor a la imagen del yo ideal.

—Lacan retoma aquí el “rasgo unario” de Freud: esa identificación mínima con un detalle (como la tos del padre en Dora).

—No se identifica con el todo, sino con un pequeño rasgo que condensa el juicio del Otro.

—Ese punto (Iᴀ) reemplaza al sujeto barrado en la estructura del grafo 1.

—Otra vez vemos una dirección retroactiva:

—Nos convertimos en aquello que habremos sido desde el punto de vista del Otro.

—El yo se construye por identificación con la imagen del otro, pero esa imagen está sancionada desde lo simbólico.

—Lo imaginario y lo simbólico están entrelazados.

—Esto se observa hoy en redes sociales: proyecciones idealizadas, competencia especular, rivalidad.

—Esa rivalidad puede escalar hasta la violencia si la ley simbólica no media.

—Como lo mostró Lacan en el caso clínico de Vincent Lee: la imagen idealizada puede volverse una amenaza, que el sujeto busca destruir, pero en el fondo se destruye a sí mismo.


—En resumen:

  • El grafo 2 agrega el Ideal del Yo (simbólico) y el Yo Ideal (imaginario).

  • El yo se forma por identificaciones que cruzan el deseo del Otro y la imagen especular.

  • La subjetividad se sostiene en un montaje entre lo simbólico y lo imaginario.



Grafo 3: Deseo, objeto a y la estructura de la fantasía

—Este grafo retoma toda la base del grafo 2, pero añade una zona superior, organizada en torno a la pregunta:

“¿Qué quieres?”


—Esa pregunta forma una especie de signo de interrogación que atraviesa el grafo.

—Aquí aparece por primera vez el deseo (d) y el famoso objeto a.

—También vemos el rombo (◊) que representa la relación de tensión entre el sujeto barrado (S̷) y el objeto a.

—Este rombo encarna el fantasma fundamental, fórmula: (S̷ ◊ a)

—Donde el sujeto y su objeto causa de deseo se relacionan de manera no recíproca, estructuralmente asimétrica.


Necesidad, demanda y deseo


—Lacan introduce una distinción clave:

  1. Necesidad: es lo biológico —hambre, sed—, sin mediación simbólica.

  2. Demanda: cuando la necesidad pasa por el lenguaje, se transforma. 

    Por ejemplo: “dame leche” no solo pide alimento, pide amor, reconocimiento.


—Entonces, toda necesidad expresada se vuelve una demanda.

—Y ahí nace el deseo, como el resto que queda entre necesidad y demanda.

—El deseo no apunta a un objeto biológico concreto.

—Es “sin objeto” en ese sentido. Y es infinito, metonímico, nunca se satisface del todo.

—Por eso, Lacan dice: El deseo es el deseo del Otro.

—Es decir: deseamos lo que el Otro desea o, más profundamente, deseamos ser deseados por el Otro.

—Esto introduce una falta estructural:

Jamás se puede ser “el” objeto único del deseo del Otro.



Objeto a: causa, no meta del deseo

—Aquí Lacan presenta el objeto a, ese pequeño resto que no se simboliza del todo.

—No es el objeto que se desea, sino lo que hace que el deseo se ponga en marcha.

—Se origina como un desecho, un residuo del proceso de simbolización.

—Por ejemplo:

  • La voz o la mirada.

  • El seno materno, que une y separa.

  • El brillo en la nariz (en el fetichismo freudiano).

—El objeto a no se obtiene, se rodea.

—El sujeto no quiere realmente “eso”; lo que quiere es seguir deseando gracias a eso.


Fantasía: estructura del deseo

—La fantasía no es un contenido imaginario cualquiera, es una estructura discursiva.

—Una frase, una escena fundamental que organiza la posición del sujeto frente al deseo.

—Ejemplo freudiano:

“Un niño es golpeado”

—Hay varias versiones posibles, con cambios en la posición del sujeto (victimario, testigo, víctima).

—Eso muestra cómo la fantasía puede ser reescrita, pero no abolida.

—La fórmula S̷ ◊ a es el montaje de goce del sujeto:

—permite “soportar” el deseo, organizarlo, pero también limitarlo.


El goce (jouissance) y la castración

—Aquí se introduce el concepto clave de jouissance, que no es simple placer.

—Es más allá del principio del placer, doloroso, excesivo.

—El goce está prohibido para el sujeto que habla, porque el lenguaje castra, impone límite.

—Por eso Lacan dice que el falo (Φ) es el significante de la falta en el Otro.

—El goce se desplaza a zonas marginales del cuerpo:

  • boca

  • ano

  • mirada

  • voz

—Y aparece en síntomas, lapsus, actos fallidos.

—Ejemplo: Freud y el brillo de la nariz —un resto visual fetichizado— muestra cómo el goce se fija en un pedazo que queda fuera de sentido.


Punto clave: el goce debe ser perdido para que surja el deseo

—La castración simbólica protege al sujeto de ese exceso de goce.

—El deseo surge como una forma limitada y “navegable” de goce, medida por la ley.

—Lacan sintetiza esto en una frase que parece paradójica, pero es central:

El goce debe ser rechazado para ser alcanzado en la escala invertida de la ley del deseo.

—Es decir: el acceso al goce no es directo. Pasa por perderlo, negociarlo con la ley, revestirlo con el deseo.


  • El deseo no es la demanda ni la necesidad: es lo que no se satisface.

  • El objeto a es la causa del deseo, no su objeto final.

  • El sujeto y el objeto a están ligados en una estructura de fantasía:( S̷ ◊ a)

  • El goce se presenta como prohibido, excesivo, y la castración permite el acceso simbólico al deseo.


Grafo 4: Fantasía, castración, pulsión y la falta en el Otro

—Este grafo recapitula y reúne lo anterior, pero introduce dos elementos fundamentales:

  1. El circuito de la pulsión (D, d, a)

  2. El significante de la falta en el Otro (S(Ⱥ))

—Aquí el deseo no solo se articula simbólicamente o en fantasía, sino también en la vía de la pulsión, es decir: cómo el cuerpo mismo insiste, se bordea y se goza.


Pulsión y demanda del cuerpo

—Lacan retoma a Freud: la pulsión es una demanda del cuerpo sobre el sujeto.

—Pero esta demanda no pasa por el lenguaje; es inarticulable.

—Por eso, la pulsión aparece como un circuito sin fin.

—Ejemplo: el alcohólico que no solo tiene sed, sino que necesita alcohol.

—La fuente (boca) queda eclipsada por el objeto (alcohol).

—Es la lógica de la metonimia pulsional: fuente → objeto parcial → goce repetitivo

—La pulsión no busca satisfacción completa, sino mantenerse en el circuito.


S(Ⱥ): el significante de la falta en el Otro

—Este símbolo S(Ⱥ) es uno de los más cruciales:

  • S: significante

  • (Ⱥ): del Otro barrado, es decir, del Otro como no-todo, incompleto

—El mensaje es claro:

El Otro no tiene un significante último, no hay garantía, no hay “Otro del Otro”.

—Entonces, ¿qué quiere el Otro?

—El sujeto nunca lo sabe con certeza.

—Ahí surge la angustia y el deseo: intentar responder a una falta que no es suya.

—Este significante marca la estructura de la falta misma, no su contenido.


Falo, castración y goce

—El falo (Φ) aparece aquí como el significante de la falta.

—Pero atención: no es el pene, ni siquiera es un objeto.

—Es un significante vacío que representa la falta en tanto estructural.

—El falo permite:

  • Marcar la diferencia sexual (sin cerrar la lógica en una totalidad)

  • Organizar el deseo

  • Limitar el goce para que no devaste al sujeto

—Lacan lo llama incluso la raíz cuadrada de -1, un símbolo imposible pero necesario.

—La castración es entonces estructural, no traumática.

—Corta el goce total, pero a cambio introduce la ley del deseo.


La posición neurótica

—Este grafo describe también la posicion de la neurosis y no de lo mal utilizado como estructura del neurótico, que es la posición clínica más frecuente según Lacan.


  • En el obsesivo: quiere ser el garante del deseo del Otro

  • En la histérica: quiere ser el objeto de deseo del Otro, perpetuar su falta


—En ambos casos, el neurótico se angustia ante el deseo del Otro, que nunca puede ser del todo conocido o satisfecho.

—Entonces, el neurótico recurre a un “Amo del deseo”, a una figura que supuestamente garantice lo que el Otro quiere.

—El psicoanálisis no debe ocupar ese lugar.


El papel del analista

—El analista no debe ser el Amo, sino el que encarna la falta en el Otro.

—Como en el caso del Hombre de las Ratas (Ratman):

—el analista no debe ser omnisciente, sino limitar su lugar, ser humano, faltar.

—Es en ese espacio de no saber, no todo, donde el sujeto puede empezar a replantear su relación con el deseo.


  • El Grafo 4 articula el conjunto: deseo, demanda, goce, pulsión, castración, fantasma y falta.

  • La pulsión es repetitiva, bordea el goce, no se satisface.

  • El falo es el significante de la falta, no un objeto.

  • El S(Ⱥ) indica que el Otro no tiene un significante último → angustia estructural.

  • El neurótico busca responder a la falta del Otro, en vano.

  • El analista encarna la falta misma, para no cerrar el circuito.


Bibliografía básica (ediciones Staferla)

Lacan, J. (1972, 4 julio). L’étourdit [Conferencia]. Scilicet, 4, 4-52. Reimpreso en J. Lacan, Autres Écrits (pp. 449-495). Paris: Seuil, 2001. Transcripción digital en Staferla.

Lacan, J. (1973-1974). Le Séminaire, Livre XXI: Les non-dupes errent [Seminario inédito]. Transcripción estenográfica editada y anotada por G. Staferla (versión PDF). Staferla.

Lacan, J. (1974, 1 noviembre). La Troisième [Conferencia pronunciada en Roma]. Transcripción digital (PDF) en Staferla.

 
 
 

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