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Axioma ( $ ♦️a )

Actualizado: 13 ago

En una ocasión hablado con uno de mis profesores, le hice un comentario : “Qué buena lectura tienes de Lacan Manuel Asensi a lo que me respondió tú también puedes ir a leerlo Oliver, eso me sigue sonando hasta el día de hoy .. Leer a Lacan directamente. 


Por ello me gustaría compartir con quien le dé lectura a este pequeño texto a forma de un elogio al concepto si se permite el termino aun que recordemos que todo concepto se cae en el momento de ser dicho, pero me refiero al termino de “fantasma- fantasía ”, inspirado por mi profunda apreciación de la obra de Jacques Lacan. 


Este elogio no intenta solo reflejar mi fascinación personal como lector de Lacan, sino que también sigue la línea de reconocimiento que Lacan otorgó a este concepto tan hablado en el campo psicoanalítico, como saben este fue elevándose a una posición crucial tanto en la teoría psicoanalítica como en la “práctica” o mejor dicho  praxis clínica.


En el seminario "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano" de 1953, Jacques Lacan ofrece una lectura innovadora sobre la estructura del inconsciente comparándola con la estructura del lenguaje, influenciado por figuras clave como Ferdinand de Saussure y Roman Jakobson, y bajo la perspectiva antropológica de Claude Lévi-Strauss. Lacan introduce la idea de que “el inconsciente está estructurado COMO un lenguaje”, es decir, organizado por signos y leyes lingüísticas que rigen la significación y la articulación del deseo.


El núcleo de esta propuesta radica en la lógica de los significantes, donde el significante opera mediante pares de opuestos (como 'presente/ausente', 'bueno/malo') que no derivan su valor de su contenido semántico positivo sino a través de sus diferencias relativas y su posición en una cadena significante. Esto resuena con la observación de Saussure sobre el valor de los signos lingüísticos determinado por sus diferencias relativas, no por algún contenido inherente.


Lacan avanza más allá al sugerir que esta estructura simbólica es fundamental para la psique humana, modelando tanto el acceso a la realidad como la formación del yo y sus deseos. , ( Auque esto de la psique esta en debate actualmente entre psicoanalistas )


 

Por ejemplo, en su teoría, el 'Nombre-del-Padre' (Nom du père), que es un significante clave, organiza el deseo y la ley en el espacio psíquico del sujeto, actuando como una ley primordial que prohibe mientras estructura la identidad y el deseo del sujeto.


Este enfoque de Lacan sobre el lenguaje y el significante ofrece una herramienta poderosa para entender cómo los seres humanos experimentan el mundo y se relacionan con él de maneras que son profundamente mediadas por el lenguaje y la cultura. 


Las estructuras lingüísticas y simbólicas forman la base de los procesos psíquicos más íntimos, incluyendo aquellos que Sigmund Freud identificó en términos de represión, deseo, y el funcionamiento del inconsciente.


Lacan retoma y expande la noción freudiana de fantasía ( Fantasme en francés ), como un escenario estructural crucial en el que el sujeto y el Otro - Autre se encuentran. Esta escena, simbólicamente mediada, es donde el sujeto articula deseos inconscientes y enfrenta prohibiciones fundamentales, y es central en la dinámica de la transferencia y la práctica analítica.


Este tipo de análisis profundiza nuestra comprensión del rol del lenguaje en la formación de la subjetividad y cómo las intervenciones psicoanalíticas lacanianas pueden operar sobre este nivel, abriendo nuevas posibilidades para la resolución de conflictos psíquicos a través de una rearticulación del significante y el desplazamiento en la cadena de signos que constituyen el mundo psíquico del individuo para este modelo.


¿En qué consiste y cuándo sucede esta ponderación del concepto de fantasma-Fantasía por parte de Jacques Lacan? 


Vamos a situar ese momento crucial entre los años 1966 y 1967. En noviembre de 1966, Lacan inicia la primera sesión del seminario 14 centrado en "la lógica del fantasma". Después de una extensa exploración que comenzó a finales de los años 50 con "la escritura algebraica del fantasma" y la construcción del grafo del deseo —donde se articulan diversos conceptos clave—, Lacan decide dedicar un año entero de seminario exclusivamente al "fantasma" y su lógica.


Este hecho es significativo porque, a diferencia de otros conceptos esenciales como el goce ("juissance") o la pulsión ("trieb"), el "fantasma" es el único que recibe un tratamiento extenso en un seminario completo, lo que subraya su importancia en el pensamiento lacaniano.


El seminario sobre "la lógica del fantasma" se extiende hasta junio de 1967. Solo unos meses más tarde, en octubre de ese mismo año, Lacan presenta la famosa proposición de octubre sobre el analista de la escuela. Este documento es crucial en la evolución de su enseñanza, especialmente por su vínculo con la introducción del "dispositivo del pase" en el fin de análisis. Después de concluir el seminario dedicado al fantasma, Lacan formula una serie de interrogantes cruciales para la formación de los analistas, que sintetizan los retos y direcciones futuras de la práctica psicoanalítica:


Si el psicoanálisis se encarga del “pa/de/ci /miento”, desde su dimensión particular, al punto que se afirma que cada caso es un nuevo caso, ¿qué tiene que estudiar un psicoanalista? 


¿En qué consiste la formación?


¿Hay alguna serie de tópicos a los que debería abocarse para sostener una función que apunta al rescate de lo particular? 


Es en ese contexto que Lacan va a brindar al concepto de “fantasma-fantasía” (escribo esta dualidad del término ya que aún sigue siendo polémica, pero ustedes pueden leerlo como mejor se ajuste a su clínica; en la lógica de la fantasía, el Fantasma como tal solo aparece dos veces en la versión de Estaferla). Pero bueno, decía que un estatuto singular, el de constituir, ni más ni menos, que “el agalma”, así lo voy a poner desde mi lectura, el agalma que se integra en “la fantasía - el fantasma” radical que construye el analizante; esto es, aquello que, desde la formalización de la teoría y como herramienta clínica para el psicoanalista, presenta un brillo que promueve la escritura del texto fantasmático particular de cada analizante.


Porque Lacan argumenta en la proposición de Octubre que, si bien para ocupar la “función del analista”,  ( f: x ) el lugar del no saber es central en la práctica, este “no saber”, agrega, no es de modestia porque el respeto al caso particular exige contar con una teoría sólida que permita rechazar o admitir lo que se permite considerar para que se produzca, dice Lacan, el único saber en juego en “la experiencia analítica”, es decir, [el saber inconsciente del analizante]. El concepto defantasia - fantasma, junto con el de “sujeto/a /do” que bien traduce el Dr Jose Tappan , son para Lacan los dos pilares de eso que denomina una teoría sólida para que el psicoanalista pueda producir lecturas e intervenciones que produzcan el saber inconsciente, precisamente ese saber- no sabido- previo y que le da un estatuto particular a cada análisis. 


Entre 1966 y 1967 Lacan dicta un seminario entero sobre “la fantasia - el fantasma” al mismo tiempo que afirma que el conocimiento de su “escritura lógica”. En términos de (( $ ♦️a ), es lo que sitúa al analista en la óptima ignorancia necesaria para operar en la clínica con el caso particular.


Dicho de otra manera, habilita, ni más ni menos, la articulación de [lo estructural, del "para todo caso"], [con el caso particular]. Ahi su aspecto y releacion con la logica.


Lo que voy a proponerles en el texto de hoy es que justamente revisemos el armazón de la noción de la fantasia -fantasma y su lógica para intentar acceder a estas ideas que nos propone Jaques Lacan.


Lo primero que tendríamos que remarcar es la gran distancia que separa las nociones de fantasía en S. Freud y el fantasma- fantasia en Lacan. Conocemos la importancia vital que la fantasía tuvo en Freud en su modelo teórico.


De hecho, es lo que le posibilitó el pasaje de la primera teoría del trauma a la conceptualización “del complejo de Edipo”, allí cuando comenzó a concebir que en el lugar de la causa no estaban necesariamente sucesos fácticos, sino fantaseados, sobre las figuras parentales bajo la forma de un esquema universal.


En la misma dirección, la fantasía en la obra freudiana quedaba vinculada a la diferencia entre la realidad psíquica y la realidad objetiva, así como a la invención, la ensoñación y, más tarde, en el texto "Un niño es pegado" (o "pegan a un niño", aunque sigo sin entender por qué no se traduce como "le pegan a" o "golpean a un niño"), en una relación directa con algunos fenómenos clínicos.


Fue a partir de este lugar que Freud le otorgó en la teoría a la noción de fantasía, que en una cierta tradición psicoanalítica, decir que algo es fantasía es equivalente a afirmar que no es realidad, e incluso “la cura” apuntaba a adaptarse o a asumir la realidad en términos objetivos, como sinónimo de curación, y cuyo representante era el psicoanalista que para distinguirlo llamo biologista.


Para Lacan, por el contrario, hay una diferencia conceptual esencial en cuanto a esta consideración sobre la diferencia entre la realidad psíquica y la realidad objetiva. El fantasma es el marco de la realidad; la realidad es fantasmática.





¿Esto qué quiere decir? Que para el ser hablante, no hay ni podría haber un abordaje directo de alguna realidad objetiva, porque la realidad misma se constituye mediante el lenguaje, razón por la cual, Lacan distingue realidad de real.


El registro de lo real se articula como el más allá de lo simbólico. Lo real está producido por el orden simbólico como un imposible lógico que siempre va a estar más allá como un punto de fuga al infinito, dirá Lacan.


Para explorar cómo el registro de lo real se articula como un más allá de lo simbólico en términos lacanianos, consideremos el ejemplo:” de la percepción del color”. 


En el occidente industrializado, se suele  clasificar los colores en categorías básicas como rojo, azul, verde, etc. Sin embargo, para algunas culturas indígenas del Amazonas, la clasificación del color es mucho más detallada y diferenciada, con múltiples términos para lo que en español podríamos considerar simplemente como "verde" o "azul".


Estas comunidades poseen palabras específicas para diferentes tonalidades y matices que, para un observador no entrenado, parecerían indistinguibles. Esta capacidad lingüística para diferenciar colores no solo cambia la percepción visual sino que también influye en la manera en que estos grupos interactúan con su entorno, permitiéndoles reconocer y reaccionar a variaciones sutiles en la naturaleza que otros podrían pasar por alto.


Así como los fineses tienen numerosos términos para la nieve, estas comunidades tienen una rica paleta lingüística que les permite habitar una realidad más rica y detallada de lo que permite el lenguaje estándar. De este modo, lo que se destaca es que la realidad no es un absoluto sino que está mediada por el lenguaje, estructurando lo real como un campo de imposibilidad, siempre más allá de nuestra plena comprensión o articulación, como sugiere Lacan. Aquí, la realidad no es simplemente lo que es "objetivamente" observable, sino que se convierte en una construcción simbólica influenciada por la estructura lingüística y cultural en la que estamos inmersos.



Esta es la diferencia fundamental entre la función de la fantasía en Freud y el lugar estructural que le otorga Lacan al fantasma. Así es entonces que el autor francés emprende una maniobra de producir la escritura y la formalización de las coordenadas que constituyen el marco fantasmático para determinado sujeto.


La fórmula que propone Lacan, como ustedes saben, es ($ ♦️“a”). Esta escritura, en articulación con los demás términos de la teoría, nuestro autor la sitúa como producto de las dos operaciones de la constitución subjetiva en el campo del Autre-Otro, es decir, la alienación y la separación-enajenación. “Recordemos que la alienación pone y la enajenación quita”.


 

Es el producto final de estas dos operaciones. Para fijar algunas ideas que nos permitan seguir avanzando, digamos que a la definición canónica: del sujeto, como lo que un significante representa para otro significante, lo cual produce ( el "fading" ) o desvanecimiento del sujeto, es decir la falta en ser_, a esta definición canónica se articula “la fórmula del fantasia)  ($ ♦️“a”). como aquello que permite localizarlo en una escena.


Esto es lo mismo que decir que si bien la subjetividad que plantea Lacan como efecto del significante se caracteriza por la falta en ser, el sujeto, dice Lacan, [es un ser sin ser]. El fantasma, sin embargo, es una escena que permite localizarlo en relación a la autoridad.


Constituida por el objeto causa de deseo, el pequeño objeto "a". Así lo dice Lacan en la primera sesión del Seminario XVI, "De un Otro al otro". Lo que le da al sujeto la unidad, lo que hasta hoy permitió sostenerlo en su pretendida suficiencia, es la fórmula ( $ ♦️ a ).


Ese entorno del ser del objeto a, del plus de gozar, como se constituye la relación que nos permite ver la soldadura, esta precipitación, este congelamiento que hace posible unificar a un sujeto de todo discurso.



Es decir, que el sujeto del inconsciente para Lacan no es una esencia, no hace uno, no es una unidad, sino que es en la fijiza de una escena repetitiva en relación a alguna dimensión del objeto a que va a resultar posible situar. Localizar al sujeto de todo discurso. 


Siguiendo con el argumento que brinda Lacan, es muy importante subrayar que esta fijiza está dada por la función de la repetición -"Wiederholung . El fantasma es una escena que se repite, una escena que localiza al sujeto en acto en relación al Otro.





Veamos las consecuencias clínicas de estas afirmaciones de Lacan, relellendo desde esta lógica lo que Freud describe en “Más allá del principio del placer”. Para esto, voy a tomar el fragmento que tal vez es uno de los más citados de ese texto: “Los neuróticos repiten en la transferencia todas esas ocasiones indeseadas y estas situaciones afectivas dolorosas, reanimándolas con gran habilidad”. Si afanan por interrumpir la cura incompleta, saben procurarse de nuevo la impresión del desayre, fuerzan al médico a dirigirles palabras duras y a conducirse fríamente con ellos. Aunque nada de esto pueda procurar placer. Es un mismo que el psicoanálisis revela en los fenómenos de transferencia de los neuróticos, puede reencontrarse también en la vida de personas no neuróticas.


En estas frase, da la impresión de un destino que las persiguiera, de un sesgo demoníaco, dice Freud en su vivenciar. Desde el comienzo, el psicoanálisis juzgó que ese destino fatal era autoinducido y estaba determinado por influjos de la temprana infancia.


Aquí se refiere a la famosa cita de Sigmund Freud en su obra "Más allá del principio del placer", donde explora la compulsión de la repetición como una manifestación de las dinámicas inconscientes. Freud observa cómo los individuos tienden a repetir comportamientos y patrones emocionales, incluso cuando estos no conducen a la satisfacción o incluso resultan en dolor. Este concepto es fundamental para entender cómo el pasado no resuelto influye en el comportamiento presente.


Jacques Lacan retoma este concepto en su teoría psicoanalítica, específicamente al discutir el fantasma. Para Lacan, el fantasma es una estructura mediante la cual el sujeto organiza sus deseos y defensas alrededor de un núcleo central de imposibilidad y falta, que está articulado a través de la repetición.


Esta estructura se formaliza en la notación de Lacan como ( $ ♦️ a ), lo que representa la relación entre el sujeto y el objeto “a” (objeto causa del deseo). En este contexto, la repetición se revela no solo como un retorno de lo reprimido, como en Freud, sino como una manera de estructurar la relación con lo Real, esa parte de la experiencia que resiste la simbolización completa.


Lacan usa este marco para explicar cómo los sujetos recrean continuamente situaciones que les permiten confrontar, de manera distorsionada y a menudo inconsciente, sus verdades más profundas y sus deseos no realizados. Este enfoque ofrece una perspectiva rica para entender cómo las narrativas personales y los patrones de comportamiento se perpetúan a través de la estructura del fantasma, implicando tanto la repetición como la invención creativa en la manera en que los sujetos experimentan su mundo.



Por ejemplo: en la clínica las preguntas que esta fórmula lógica permite dirigirle un texto sobre el que opera un analista para producir una lectura podrían ser las siguientes. El texto dice esto, pero ¿cómo se localiza el sujeto en acto en las diversas escenas en las que participa?


¿Cuál es el guión de las escenas repetitivas que se montan en la relación del sujeto con la otra edad y que se imponen con el carácter de un destino displacentero? 


¿Cuál es la dimensión de otredad respecto de la cual el sujeto se presenta como dividido o causado?




 

En su obra "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo", Jacques Lacan reflexiona sobre la complejidad del lenguaje y su incapacidad para actuar como un metalenguaje absoluto, destacando la naturaleza multifacética y polisémica del simbolismo psicoanalítico. 


Lacan argumenta que la estructura simbólica del fantasma, expresada a través de la fórmula ($ ♦️ a), no ofrece una interpretación única y definitiva, sino una multiplicidad de posibles lecturas. Esta capacidad de los símbolos para romper con el lenguaje fonológico ordinario y abrir una gama amplia de interpretaciones, esto es crucial para entender la psicodinámica subyacente en la clínica psicoanalítica.


Este enfoque desafía la idea de un metalenguaje que podría describir completamente y de manera unívoca la realidad psíquica, enfatizando en cambio la flexibilidad y la riqueza interpretativa que los símbolos analíticos pueden proporcionar. Lacan ve en esto una herramienta poderosa para el psicoanálisis, pues permite explorar las profundidades del inconsciente sin restringirse a una sola narrativa o significado. Así, el fantasma-fantasia  no se convierte simplemente en un patrón rígido de comportamiento o pensamiento, sino en un espacio dinámico donde el sujeto puede encontrarse y confrontar su deseo en múltiples formas, cada una revelando diferentes facetas de su relación con lo Real y el objeto a.




El concepto de fantasma- fantasia entonces para Lacan es uno de los operadores clínicos fundamentales. No es una frase olvidada o oscura que alguien tuviera que confesar en un análisis, sino que lejos de esto se encuentran la superficie del discurso dando el marco escénico de los actos sintomáticos.


Cuando leemos a lo largo de la enseñanza de Lacan, el lugar y las funciones que le otorgó en relación a los demás conceptos, vamos a encontrar que el fantasma tiene una función de axioma, es el índice de una significación absoluta, al mismo tiempo que es el marco de la realidad ( Como lo traduce Zizek nuestro autor esloveco , son los lentes para ver le mundo ) y el sostén del deseo, pero todas estas facetas se articulan y nuclean en la función principal que está constituida por el hecho de que el fantasma es una escena del sujeto con el objeto a, es decir, alguna otra edad a nivel de la repetición.



 

"El Principito", de Antoine de Saint-Exupéry, sirve como una metáfora rica para explorar las enseñanzas de Jacques Lacan sobre el fantasma y el objeto a. Los diversos personajes que el Principito encuentra a lo largo de su viaje representan distintas configuraciones del fantasma, cada uno manifestando su deseo de formas que ilustran la teoría de Lacan sobre la alienación y la búsqueda del objeto causa del deseo.


El encuentro con el zorro, en particular, destaca el concepto lacaniano de que "lo esencial es invisible para los ojos", sugiriendo que el núcleo de nuestro ser y nuestras relaciones está más allá de lo tangible y visible, estructurado por la dinámica del deseo y el fantasma. La relación del Principito con su rosa ilustra cómo el objeto a, imbuido de significado subjetivo y afectivo, organiza nuestras experiencias y relaciones, haciendo que un objeto ordinario se convierta en único y precioso.


Esta obra nos enseña que la realidad de cada individuo está mediada por los fantasmas que estructuran su deseo, y que el reconocimiento y la aceptación de estos fantasmas son esenciales para establecer conexiones auténticas. En términos lacanianos, "El Principito" no solo refleja la trayectoria del sujeto a través de la alienación hacia un reconocimiento del deseo, sino que también enfatiza la importancia de redefinir nuestros fantasmas para alcanzar un amor y una comprensión genuinos.


-Dr. Oliver Salas


Bibliografia


Sebastián Sica, José Eduardo Tappan y Manuel Asensi comparten una conexión en su enfoque sobre la teoría lacaniana aplicada a la clínica y la cultura. Sebastián Sica se destaca por sus enseñanzas sobre Lacan, especialmente en la repetición y el goce. José Eduardo Tappan es conocido por su trabajo clínico en la psicoanálisis lacaniana, explorando la estructura del sujeto y el deseo. Manuel Asensi, por su parte, aplica conceptos lacanianos a la literatura y la filosofía, abordando temas de clínica, política y deseo desde una perspectiva teórica.



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