La salud mental no se trata de siempre estar feliz, no tener tristeza, conflictos ni sufrir. Tampoco es tener una vida perfecta, una pareja ideal, una familia siempre unida, los mejores amigos y un excelente trabajo.
Es irreal pensar que siempre estaremos en armonía y viviendo sin sentimientos o emociones contradictorias.
Quién puede enfrentar circunstancias difíciles sin ayuda, o ser independiente y no necesitar a los demás?
La salud mental es un proceso, un estado del que entramos y salimos constantemente.
Es comprender que sufrimos no necesariamente por el acontecimiento que nos sucede, sino por la forma de intepretarlo y vivirlo.
Concebir que ningún dolor es definitivo, absoluto o total. Relativizar las pérdidas. Identificar nuestros recursos interiores para reaccionar ante lo inesperado por doloroso que sea y recuperarnos mejor ante los acontecimientos que se nos presenten.
Reencontrar la capacidad de amar y actuar. Alcanzar la capacidad de calmar conflictos en nuestras relaciones, hacer concesiones, cuidar de la personas amadas y el amor que nos une.
Coexistir con nuestros impulsos contradictorios de amor-odio, valor-cobardía, deseo-culpa, humildad-omnipotencia. Implicarnos positivamente en la existencia. Reconocer nuestros defectos, ser más tolerantes con nosotros mismos, nuestros seres queridos y quienes nos rodean.
Que nuestro diálogo interior sea menos conflictivo. Aceptar que necesitamos a los demás, que es válido sentirnos fuera de balance ocasionalmente, que pedir ayuda cuando la requerimos es un acto de gran valor y es el primer paso para alcanzar el bienestar!
Por Dr. Marina Berti
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